lunes, 9 de enero de 2023

Tiempo (título provisional para proyecto sin nombre)

"And time makes lovers feel that they've got something real..."


Time (clock of the heart), de Culture Club.



El mundo es un lugar enorme, nadie cuestionará esto.

Y así, como es un sitio donde apenas somos una micronésima parte de un gigantesco total, también es un pequeñísimo compendio de coincidencias a veces, incluso, irreales.

Precisamente, en una de esas coincidencias, tú y yo nos encontramos.

No somos de mundos distintos (incluso casi podría jurar que el destino nos tenía planeada una sucia y astuta jugarreta), pero ese mismo karma que nos encontró no contaba con un detalle que vas mucho más allá de él mismo: el tiempo.

El tiempo es oro, dicen por ahí, y también es otra cosa mucho más valiosa que ese preciado metal: es medicina. Si pudiéramos usar el tiempo a nuestro favor, ¿cómo lo utilizaríamos? ¿Para apaciguar el dolor? ¿Para sanar las heridas? ¿Para intentar darle una nueva oportunidad al amor? ¿O simplemente para conocernos? Paradójicamente, el tiempo es el único que tiene la respuesta de todas estas preguntas.

Recientemente he encontrado otra verdad: tu tiempo y el mío no son iguales. Mis horas se miden generalmente en trabajo, a veces una salida al cine o al teatro... no mucho más que eso. En cambio tus minutos en este momento son eternidades en una inmensidad que te está llevando a reflexionar sobre la pérdida y el dolor.

Yo, por otro lado, si bien estoy ensimismada en mil cosas, lo único en lo que ocupo mi tiempo en los últimos días es en pensar en ti. No puedo NI QUIERO pensar en otra cosa.

Y aquí está, el primer regalo que te quiero hacer: mi tiempo.

Te regalo todo el tiempo que tengo para poder demostrarte todo lo que significas para mí. ¿Apenas nos conocemos? Sí, pero aquí está otra gran paradoja del buen Cronos: sólo necesité un instante para darme cuenta de que eres la persona con la que quiero estar.

Tu tiempo, a pesar de todo lo que me has contado, sigue siendo un misterio para mí en muchos sentidos. Sí, un misterio que quiero conocer y descubrir por mí misma. 

¿Necesitas más? Te doy todo el tiempo que necesites para sanar tus heridas. También me gustaría ser la persona que te ayude a curar todos esos pensamientos y sentimientos que en este momento están rotos en mil pedazos. Con gusto los uniría, uno por uno, como un rompecabezas de un millón de piezas pequeñitas de un solo color. Un momento, una vida, un pestañeo de la Tierra que dure un millón de años, una eternidad... 

Hagamos que el tiempo valga juntas... ¿te atreves?




lunes, 15 de febrero de 2021

Para Lilia, Maura y Lolo...

 "Y yo llevo en el pecho una honda herida..."


Tonta canción de amor, de El gran silencio, del disco Libres y locos


Existen toda clase de heridas que causan el dolor humano: te puedes cortar con una hoja de papel, te puedes caer de las escaleras, te pueden dar una golpiza, puedes estar en un muy grave accidente... y sin lugar a dudas el dolor más fuerte para nosotros es el dolor del alma, ese dolor proveniente de la añoranza, de la tristeza y de la pérdida.

El dolor que a todo el mundo le ha aquejado el último año es ese... y ese dolor sólo el tiempo lo alivia. Y como dirían los más viejos, "pobres de los que nos quedamos, porque somos los que debemos aguantarlo".

La vida da muchas vueltas, y aún así es inconcebible para las familias y amigos despedirnos de nuestra gente cercana por algo que no nos hubiéramos imaginado jamás.

Y más allá de la pérdida, lo que me causa más impotencia y desesperación es la forma en la que nos están arrebatando a nuestros abuelos, padres, hermanos, amigos y conocidos. Y no, no es posible que le demos prioridad a irnos de vacaciones con la situación en el mundo actual.

Afortunadamente (o eso me gusta pensar) nuestros amigos y familiares están en lugar mejor, dejaron de sufrir, e incluso están en celebrando el término de una batalla de la que jamás van a volver a tener que librar. ¿Pero nosotros qué? ¿Qué pasa con los padres y hermanos de Maura? ¿Qué pasa con los hijos y nieto de Lilia? ¿Y con los sobrinos de Lolo? Sólo nos queda recordarlos de la mejor forma: por la disciplina y lealtad de la contadora, el positivismo de Maura, la voz de Lolo... eso quedará para todos los que los conocimos.

Por ahí dicen también que nadie experimenta en cabeza ajena, y por lo cual los invito a la siguiente reflexión: ¿de verdad no les causa dolor imaginar a sus allegados solos en una cama de hospital conectados a mil tubos sin que puedan abrir los ojos ni saber qué está pasando? Y de nuevo, no estoy hablando del dolor físico, sino del dolor que te deja ver a uno de tus seres queridos sufriendo sin que puedas hacer nada por ellos.

Por los más de 2 millones de personas fallecidas en el mundo hasta ahora... no son un número amigos y familia, son un recuerdo imborrable en todas las personas que los conocimos en vida y que tenemos anécdotas con ustedes.

Recuerdos con Lilia...

Recuerdos con Maura...

Recuerdos con Lolo...


¡Nos vemos pronto!


jueves, 15 de octubre de 2020

Carta de amor à l' français

 "You take me in your arms

And suddenly there's sunlight all around me

Everything bright and warm

And shining like it never did before

And for a moment I forget

Just how dark and cold it gets..."


All I ever know, del musical Hadestown


Todo mundo (literal) ha hablado ya de lo malo que nos ha traído este año: pandemia como nunca habíamos visto, pérdidas de empleo, desplomes de economías (¡y lo que falta!), quebrantos del razonamiento humano y, posiblemente, lo peor de todo: el saber de manera empírica que como seres humanos somos mucho más vulnerables de lo que creíamos. 

Pocos han hablado de las cosas positivas de este 2020. Obvio no puedo hablar por los demás, pero este año me trajo una duda razonable notoria en mi vida, un par de lecciones aprendidas de lo que realmente soy capaz de hacer y una reactivación interesante a nivel muy personal, tan sólo por mencionar las más importantes. 

También particularmente estoy disfrutando muchísimo poder ponerme al corriente con el séptimo arte, y si bien no todas las experiencias en este rubro han sido positivas, la mayoría han sido cumplidoras y agradables.

Una de ellas, la más satisfactoria cinematográficamente hablando sin lugar a dudas, fue la conexión que hice con una película en particular y que tenía muchos años que no lograba a tal nivel: Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu, 2019) de la realizadora francesa Céline Sciamma.

La historia va de lo siguiente: a finales del siglo XVIII una joven pintora llamada Marianne (interpretada por la muy bella Noémie Merlant) es contratada por una mujer para hacer un retrato de su hija con el propósito de enviárselo a su futuro esposo, un hombre de la realeza local en Milán, y del cual depende su matrimonio.

Las cosas no serán tan sencillas, ya que Héloïse (la mujer que debe ser retratada, interpretada por la aún más bella Adèle Haenel) no sólo no quiere casarse con el milanés, sino que tampoco quiere ser pintada por la mujer, por lo cual ésta finge ser su dama de compañía algunos días para poder conocerla y explorar sus rasgos más a fondo.

Obviamente, esto terminará en una relación muy profunda que rebasa los límites de la amistad y se convierte en una épica y maravillosa historia de amor.

Sí, ya sé que están pensando obviamente a qué se debe mi tan profunda conexión... pero nada está más alejado de la realidad que eso, amigos. El cine de temática LGBT, en muy pocos casos, es de mi agrado, ya que siempre lo he considerado no sólo vulgar, sino completamente plano, limitado a temas muy primarios e, incluso, carente de sentido.

¿Qué es lo que hace de Retrato de una mujer en llamas una maravillosa película? Sin lugar a dudas, la complejidad no sólo de sus personajes, sino de sus historias y subtextos. ¿Se están preguntando por qué en esta ocasión abrí este post con una canción de Hadestown? Porque su principal subtexto tiene que ver, precisamente, con el mito de Orfeo y Eurídice, del que ellas toman primero tácitamente y después de manera literal los papeles de estos amantes para describirse tanto a sí mismas como a su relación, en la cual el amor profundo y la dolorosa aceptación del final que saben que inevitablemente llegará son sólo algunas de las muchas similitudes con la historia griega.

¿Es feminista? Sí, y a madres. En esta película, las mujeres no pueden ser consideradas objetos pasivos, ya sea desde el punto de vista interno o externo. Interno porque hay un solo personaje interpretado por un hombre, y el cual ni siquiera es trascendental; es decir, la carga tanto de la trama principal como las ramificaciones cae en el sexo femenino, del cual no puede separarse en un sólo instante. En cuanto a lo externo, los más clavados que revisen la ficha de producción de esta cinta se darán cuenta que prácticamente es un largometraje manufacturado por mujeres.

Ahora, ¿en qué punto conecto con ella? En la maravillosa realización de Céline Sciamma a nivel dirección y texto, así como en su profundidad. La película está tan perfectamente bien ensamblada y maravillosamente bien hecha que, a la fecha, no le he encontrado ningún pero, ¡es un poema en toda la extensión de la palabra!

Así es... Retrato de una mujer en llamas es un poema visual. Un poema que, para mi gusto, sólo puedes crear con una idea en mente: la mujer que amas. Y precisamente con esa imagen, Sciamma escribió el papel de Hèloïse pensando en el gran amor que siente en la vida real (correspondido o no, ahí sí quién sabe) por Adèle Haenel, y quien es alrededor de quien gira la obra de arte que se produce tanto dentro como fuera de la pantalla.

Con tanta corrección política que existe en la actualidad no sé si sea adecuado o no mencionar la palabra MUSA. Personalmente yo no lo veo como algo malo, pero hay quien dice que este anticuado concepto solamente cosifica a las mujeres como algo incapaz de crear algo por sí mismas. Y aquí me pregunto, ¿si esta "musa", bella o no, fuera capaz de crear su propia obra de arte encontrando inspiración en los ojos de quien la mira? En este caso, Haenel no sólo es una mujer hermosa, sino que es una gran actriz quien no necesariamente dependería de una buena directora, ¿pero qué pasaría si, además de estos grandes dotes que menciono, encontrara inspiración recíproca en la persona detrás de la cámara? La moneda siempre tiene 2 caras, ustedes deciden si les convence mi argumento...

En fin, una buena película siempre se agradece... ¡pero una obra de arte está destinada a subir al cielo! Y ustedes, mis queridas señoras Merlant, Haenel y Sciamma, SE HAN GANADO EL PARAÍSO.




jueves, 30 de mayo de 2019

Cómo renovar un clásico y (no) fallar en el intento

"Eso te pasó por no saber que todo tiene su precio, atrevido..."


Atrevido, de Orishas, del disco A lo Cubano


Todos conocemos la historia de Macbeth...

Y si no, se puede resumir (de manera MUY GENERAL) de la siguiente forma: un general que se obsesiona con el poder debido a una profecía de 3 brujas que le anuncian no sólo que será Thane de Cawdor después de ganar una importante batalla, sino que se convertirá también en rey de Escocia.

¿Qué se atrevió a hacer Macbeth después de dicha profecía? Nada más ni nada menos que matar al rey Duncan y desterrar a su hijo para tomar a la fuerza el trono, lo cual no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de su bien amada esposa, la conspiradora y avara Lady Macbeth.

Hace algunos días vi la última adaptación cinematográfica (al menos de la que yo tengo conocimiento) que se ha hecho de esta clásica historia de Shakespeare: Macbeth (Macbeth, 2015), del realizador australiano Justin Kurzel, y la verdad es que el resultado es francamente decepcionante en la gran mayoría de las cuestiones cinematográficas.

¿Ha qué me refiero con esto? Al hecho de que hablar de Macbeth es hablar de la gran Tragedia Escocesa, de uno de los textos más importantes de la humanidad, y se le debe abordar con el debido respeto que se merece, y no lo logra desgraciadamente. Y lo enumero en los siguientes puntos:

1. Creo que el primer gran error de esta versión de Macbeth es, sin lugar a dudas, la adaptación. No sólo es encriptada (la parte del conjuramiento de los espíritus que anuncian la caída del protagonista es francamente inentendible incluso para los conocedores del texto), y aunque respeta bastante de los diálogos originales, se siente como un Macbeth completamente nuevo (y no en un buen sentido).

2. Michael Fassbender es un buen actor. Ya sea que lo veas en X-Men o en trabajos más autorales (si se le puede llamar así), y tal vez no sea Laurence Olivier, pero su trabajo es cumplidor y eso se agradece siempre. Y en esta ocasión, precisamente su trabajo es eso: normal... y Macbeth no se puede permitir ser normal. Eso sí, Fassbender es un perfecto Dios hermoso, y estoy segura que lo será hasta el final de sus días.

3. Definitivamente la más triste de todas: Marion Cotillard. ¿Alguien puede negar que Lady Macbeth es uno de los personajes femeninos más icónicos de la historia del teatro mundial? ¡Nadie se atrevería! Lady Macbeth es, en pocas palabras, UNA PERRA. No hay mejor manera de describirla. Ella es la encargada y culpable de la avaricia de Macbeth, o por decirlo de una forma más coloquial, de lavarle el cerebro por su sed de poder. No estoy muy segura de los dotes histriónicos de Cotillard, ya que no he visto suficientes películas de ella para atreverme a hablar de ellos, pero lo único que sí sé es que su Lady Macbeth es completamente plana y no muestra ese fuego que la convirtió en un personaje icónico. ¿Es cosa de ella? ¿Problema de dirección? ¿La adaptación no le facilitó la tarea? Yo creo que es un perfecto conjunto de las 3.

Pero no todo está perdido, ya que Macbeth tiene algo muy bueno a su favor:

¡VISUALMENTE ES HERMOSA! La reinterpretación de las batallas, así como las distintas tonalidades, fotografía y estilo de edición son muy buenos, ya que le dan un aire de novela gráfica que le queda muy bien.

Los clásicos vistos desde otro ángulo siempre son bien recibidos... ¡pero ante todo deben estar BIEN HECHOS! He aquí un par de opciones que les propongo si quieren ver algo de este estilo:

- Romeo y Julieta, de Baz Luhrmann. ¡No tiene pierde! Además de ser (curiosamente) la adaptación que más respeta los diálogos del texto clásico de Shakespeare.
- Trono de Sangre, de Akira Kurosawa. El que es probablemente el cineasta oriental más importante de la historia hizo su propia adaptación de Macbeth en una versión samurái que nadie se debe perder.

En fin... ¡así es esto! A veces te topas con muy buenas pelis, a veces no. Lo único que agradezco es no haberme desvelado hace un par de meses que la estaban pasando en la tele a las 2 de la mañana.

lunes, 13 de agosto de 2018

El peso de ser Nicole Kidman

"I'm a Barbie girl, in a Barbie world..."


Barbie girl, de Aqua, del disco Aquarium


Últimamente he andado muy hogareña...

Me encierro en mi casa y veo películas todo el día. En parte es por mi sobrina vive actualmente en mi casa (y aprovecho todo el tiempo que puedo para pasar con ella), y por otra parte porque me he encerrado en un mundo cinematográfico antaño de manera casi obsesiva.

Repaso mi enorme colección de películas y escojo una (o incluso varias, depende del día) para recostarme a disfrutar de diversas historias que ya he vivido antes: algo viejo, algo nuevo, algo prestado... sólo me faltó tener algo azul para que esto encajara de manera divertida con aquel viejo adagio que se les dice a las novias el día de su boda.

Ayer tocó el turno a un DVD que tenía varios años conmigo pero nunca lo había visto: Dogville, cinta de 2002 de Lars Von Trier protagonizada por una actriz que siempre me ha parecido particular tanto al deleite de la pupila como en lo que a su carrera se refiere: Nicole Kidman.

Ya había escrito de ella antes, pero sólo era un pequeño texto sobre lo que yo imagino que debía pensar en aquel momento de su carrera. En esta ocasión es algo mucho más extenso y reflexivo, ya que ayer me quedé pensando sobre su diversa y larga carrera que le ha significado desde muchos millones de dólares hasta un Óscar a la mejor actriz en 2002.

El trabajo más viejo que he visto de ella es la miniserie Bangkok Hilton, la cual data de 1989. La vi hace más o menos 15 años, más éste no es el primer trabajo de Kidman que vi. Si mal no recuerdo, la primera película que vi de ella fue Batman Eternamente (Batman Forever, 1995), y a pesar de que tenía 10 años, me impactó su belleza y fuerte presencia escénica (lenchita desde chiquita).

La volví a notar 6 años después, cuando hizo una de las películas que definitivamente marcaron su carrera y mi vida: Moulin Rouge! (2001), y fue cuando caí rendida a sus pies por la magnificencia de su belleza. Ese mismo año, hizo otra película que, junto con Moulin Rouge!, la enmarcaron como la actriz más importante en 2001: Los otros, magnifica cinta de suspenso dirigida por el gran Alejandro Amenábar.

Un año después, le vino un Óscar a la Mejor actriz por la película de Stephen Daldry Las horas (The hours, 2002), en la cual interpretaba a la escritora Virginia Woolf. Mientras que en 2003, se puso bajo las órdenes de Lars Von Trier en la ya mencionada Dogville.

¿Qué vino después en la carrera de Kidman? Aquí empieza la reflexión interesante de este texto. Y la respuesta es NADA, cayó en un limbo de películas intrascendentes y papeles poco interesantes. La presencia de Kidman en cine decayó considerablemente, y hasta la fecha no ha realizado un papel digno en alguna cinta notoria. Su carrera quedó solamente como un buen recuerdo como la canción con la que empiezo este post.

Sí, hizo Margot at the wedding (2007), Rabbit hole (2010), Stoker (2013), Lion (2016), El sacrificio del ciervo sagrado (The killing o a sacred deer, 2017) y la serie Big little lies, que sin duda alguna son buenas películas (algunas MUY BUENAS), pero ninguna le regresó los años de fama y gloria que tuviera a principios del milenio.

Su carrera está llena de grandes participaciones con directores de renombre mundial que incluyen nada más ni nada menos que a Gus Van Sant, Baz Luhrmann, Chan-woo Park, Yorgos Lanthimos o el mismísimo Stanley Kubrick, y nos ha dado maravillosas interpretaciones en papeles que conmueven y estremecen y que son dignas de premio, pero en los últimos 15 años no ha entregado nada sobresaliente.

¿Se estancó su carrera? ¿Tiene otras prioridades por ahora? No lo sé, lo que sí sé es que es una GRAN ACTRIZ que en los últimos años no ha recibido grandes oportunidades para brillar.

Supongo que ella piensa que ha trabajado con algunos de los directores más importantes tanto del cine contemporáneo como antaño, y por lo tanto ya no le queda nada más por hacer, ¿o sí?

Nicole Kidman es de esas actrices de las que siempre se espera mucho en pantalla. ¿Cuándo la volveremos a ver en un papel que nos haga estremecernos? Sólo el tiempo lo dirá...


martes, 24 de julio de 2018

Después de todo, siempre tendremos New Orleans...

"Touch me, take me to that other place..."


Beautiful day, de U2, del disco All that you can't leave behind


¿Cuántos personajes tan icónicos como Blanche DuBois y Stanley Kowalski existen en la historia del cine y el teatro?

Se me ocurren pocos... además, llevarlos con la maestría que fueron llevados a la pantalla y el escenario como lo hicieron en su momento Vivien Leigh y Marlon Brando los vuelve uno de los grandes papeles que a la gran mayoría de los actores del mundo les encantaría interpretar en algún momento de su vida.

¿Qué hace de estos dos personajes algo tan especial? Definitivamente la forma en la que fueron concebidos por su autor, el gran y único Tennessee Williams, quien partió de un par de ideas sencillas para convertirlos en 2 seres profundamente complejos y apasionantes.

Por un lado, tenemos a una de las hermanas DuBois en escena. Blanche es una maestra que, básicamente, está loca. Su necesidad de ser el centro de atención en todos los sentidos la vuelven un ser vulnerable ante los espectadores. Y mientras transcurre la obra vamos conociendo sus más profundos secretos y todo lo que en realidad ocurrió en su vida antes de llegar a New Orleans.

Y por el otro, tenemos (como lo mencionó uno de mis amigos en Facebook) al "monumento al chacalón". Stanley Kowalski es un cabrón en toda la extensión de la palabra. Un macho que no deja que su mujer respire si él no lo permite. Y mientras su nada querida cuñada llega a vivir a su casa, este hombre que no se deja impresionar por una dama hace de las suyas de las maneras más crueles que nos podemos imaginar.

Lo que ofrece, a mi manera de ver, Un tranvía llamado Deseo (A streetcar named Desire, 1951) no lo ofrece ninguna otra puesta en escena ni película que haya visto.

¿Por qué me gusta tanto? Porque el texto está lleno de puntos que van perfectamente hilados para formar un círculo al que no se le escapa nada. Cada diálogo, coma, punto y acento tienen una razón de ser, y si amén de esto pones a la cabeza del reparto a 2 actores extraordinarios, se puede convertir en una pieza artesanal de museo para ser admirada hasta el final de los tiempos.

Un tranvía llamado Deseo es poderosísima, una de esas joyas que ven la luz cada 50 o 100 años, y que puede cambiar la vida de un espectador para siempre.

Vivien Leigh está maravillosa como Blanche. Esta debe ser la mejor actuación de su carrera, que a pesar de que no hizo mucho cine dio vida en 1939 a uno de los personajes más icónicos de la historia del séptimo arte: nada más ni nada menos que a Scarlett O'Hara, la protagonista de Lo que el viento se llevó.

¿Y qué decir de Marlon Brando? Su Stanley Kowalski es, junto a Vito Corleone, el papel que lo marcaría de por vida lanzándolo al estrellato instantáneo, por lo cual es considerado por muchos de los expertos del cine como el mejor actor de la historia.

¿Por qué decidí escribir esto después de mil veces que la he visto? No lo sé, simplemente reflexioné sobre lo mucho que me ha tocado esta historia y cómo, con el paso de los años, se ha logrado posicionar como mi obra de teatro favorita, así como una de las películas obligatorias en mi colección.

Uno de mis grandes fallos teatrales es nunca haberla visto en vivo. La he visto filmada en diversas ocasiones y la película prácticamente la conozco de memoria, pero en vivo nunca. Un par de ocasiones ha sido montada en México desde que conozco el texto, pero los elencos con los que se ha montado me han hecho resistirme a verla.

Ojalá y algún día se monte en serio en nuestro país para que todo el mundo la voltee a ver y descubra la JOYA SUBLIME que es este texto.

¡Gracias a mi abuela por haberme presentado esta historia cuando era muy niña!



lunes, 16 de julio de 2018

Cuando un error se convierte en un acierto...

"Que yo no me parezco a él, ni a él ni a nadie..."



No me compares, de Alejandro Sanz, del disco La música no se toca


No soy fan del cine LGBT...

Sí, sé que suena extraño (sobre todo viniendo de una persona que "se podría decir" pertenece a dicha comunidad), pero me parece que las películas de temática gay son muy superficiales y poco sustanciosas.

La gran mayoría se quedan siempre en lo mismo, y es por esto que casi no suelo ver cine de este tipo.

¿Qué es Desobediencia (Disobedience, 2017)? Es un firme y atinado retrato de una pareja de 2 mujeres (Rachel Weisz y Rachel McAdams), quienes de jóvenes tienen un amorío en la muy cerrada comunidad judía inglesa a la que pertenecen. Una de ellas (Weisz) decide que la vida encerrada (en todos los sentidos) que le brinda esa comunidad no es lo que ella quiere, así que opta por emigrar a Nueva York donde es una prestigiosa fotógrafa; mientras que la otra (McAdams) se da cuenta que ella no podría vivir en otro lugar del mundo que no sea ese sitio, sin importar las reglas que tenga que seguir.

Ronit (personaje de Weisz) regresa a Londres por la muerte de su padre y se reencuentra con Esti (McAdams), a quien encuentra casada con un  novel rabino que resulta ser su mejor amigo de la infancia. Al reencontrase, se dan cuenta que siguen profundamente enamoradas una de la otra.

¿Cuál fue el error que cometí al verla? LA COMPARÉ. Sí, la comparé con la vara que mido todas las películas gays que he visto recientemente, Carol (Carol, 2015), la cual considero es la mejor cinta de temática homosexual que he visto en toda mi vida.

Gran error, sí, porque Desobediencia es un ente aparte que deambula por las producciones de este tipo, no sólo por su fina hechura que la hace completamente distinta a muchas producciones de corte homosexual que he visto, sino también por sus muy sólidas y conmovedoras actuaciones de sus 2 protagonistas femeninas.

La primera vez que vi Desobediencia fue hace algunas semanas con mi cuñada. A ella le gustó mucho, yo posiblemente iba predispuesta por este extraño sentimiento que tengo hacia éstas películas (y que ya manifesté en los primeros párrafos), pero me pareció una más del montón.

Algo sucedió, no sé exactamente qué fue, pero la película seguía resonando en mi cabeza...

Pasaron varios días e incluso algunas semanas, pero decidí darle una nueva oportunidad. ¿Qué encontré esta vez? Una bella y perfecta manufactura cinematográfica que funciona como un simple pero a la vez complicado engranaje que me movió muy cañón, incluso hasta un punto en el que Carol no logró moverme.

Todas y cada una de las escenas son electrizantes, y la química entre ambas protagonistas hace que te sientas parte de su cruel, conmovedora, pero sin lugar a dudas hermosa historia de amor.

Desobediencia es poderosa en muchos sentidos. Sus silencios y explicaciones sencillas hablan por ella misma volviéndola una profunda pieza de arte que me alteró los sentidos no por ser lesbiana, sino por ser un SER HUMANO.

Da gusto ver a una experimentada Rachel Weisz meterse en un terreno desconocido para ella en muchos sentidos, formando parte de este complicado rompecabezas no sólo como protagonista de la película, sino también como productora.

Da gusto también ver a una actriz como Rachel McAdams ser fiel a un camino que no ha dejado desde To the wonder, mientras toma decisiones que (para mi gusto) la hacen ver como una de las actrices más complejas y arriesgadas de su generación. Es increíble ver a esta mujer haciendo de un icono de la cultura pop como es Regina George en Mean girls hasta este punto de su carrera, en el cual vale más para ella contar historias interesantes que ser una cara bonita (lo cual también es, ¡Y MUCHO!).

Y por último, da igual gusto ver a una nueva generación de cineastas latinoamericanos haciendo su debut cinematográfico en inglés como Sebastián Lelio, a quien afortunadamente sus éxitos como Una mujer fantástica y El año del tigre le han dado la madurez intelectual para tomar decisiones acertadas a la hora de aceptar proyectos.

¿Qué pasa cuando juntas a estos 3 realizadores del séptimo arte? Una cinta de culto que nadie se puede perder.

Ahora sólo me queda digerir el profundo amor que puedes llegar a sentir por alguien, no importando si es hacia un hombre, una mujer, o hacia una cinta que hace que cambies la forma en la que ves las cosas.

¡Ese es el poder del buen cine, damas y caballeros!