domingo, 18 de octubre de 2015

Desvelo...

"Esta es mi manera de decir las cosas... no es que sea mi trabajo, es que es mi idioma..."


Amiga Mía, de Alejandro Sanz, del disco Más.


No puedo dormir... mejor escribo.

La casa está vacía, sola, y a excepción de mi respiración pausada, lo único que se escucha es el golpetear del teclado de la computadora y el refrigerador funcionando.

Mi fin de semana empezó el viernes: una cena, una coca... nada del otro mundo, pero ahora que es lunes en la madrugada me doy cuenta que me golpeó como un rayo que reflejó no sólo mis sentimientos y deseos, sino que me hizo reflexionar de muchas maneras.

Hace frío... hoy dormiré sola después de 3 días de estar acompañada. Y la sensación no es nada agradable.

¿Miedo a la soledad? Jamás lo he tenido... todo lo contrario: sé aprovechar muy bien mis momentos sola. Los fantasmas no existen, desde muy pequeña estoy consciente de eso. ¿Terror infundado? Para nada. Más bien es algo mucho más específico.

Es tu recuerdo lo que me hace sentirme tan melancólica en mi propia casa... ¡te extraño demasiado!

Ya sé que eres mía y que yo soy tuya. Nos pertenecemos una a la otra, pero es un sentimiento terrible el de las despedidas, sobre todo después de 3 días increíbles a tu lado.

Recorro la casa sola, buscando un pedazo tuyo que para mi fortuna (o infortunio) dejaras olvidado en algún rincón.

Encontré una caja de cereal fuera de su lugar... cenaste eso esta noche.
Muchos suéteres en el sillón... no pensaste que haría tanto frío y no trajiste ninguno, así que te presté uno mío.
Una botella de coca zero... se te antojó el sábado y me pareció un poco extraño, porque no sueles tomar refresco.
Una cobija en el sillón... ¡dormimos acurrucadas juntas en un espacio de 45 centímetros!
El plato con migajitas de pan del sandwich que te hice...
Una taza con té que no te terminaste... estoy segura que no te gusta, pero te da pena decírmelo.
Una botella de vodka en la mesa... el viernes querías un trago mientras veíamos una película.
Tu par de sandalias rosas que tanto te gustan.
Y lo que más me dolió... una pijama con pantalón de rayas y playera de las Tortugas Ninja. Por alguna razón te gusta dormir con ella.

La pijama huele a ti. Y hace un rato que intenté doblarla me solté a llorar justo como estoy haciendo ahora. No sé por qué te extraño tanto. De verdad que hoy me pegó muchísimo que te fueras porque me acostumbro a ti súper fácil, y cuando menos me doy cuenta ya pasó el fin de semana y te vas a tu casa. Ahora que lo pienso, tal vez ese es el motivo por el cual no me quiero ir a dormir: estoy completamente segura que mi cama huele a ti. 

Nos separan 30 kilómetros, pero a veces creo que es mucha más distancia que si estuviera en Irlanda y no te hubiera visto en 6 meses. No tienes idea de cuánto me pesa en momentos así estar alejada de ti. 

No te lo quise confesar esta noche, pero la verdad yo también tengo un poco de miedo a que me dejes de querer en algún momento de tu vida. Para mi fortuna, días como hoy me hacen ver que lo nuestro es para siempre y que el destino nos puso una delante de la otra hace 12 años para que caminemos lo que nos resta de vida juntas. Cuando me miras a los ojos me derrito y siento que nada en el mundo me ha hecho sentir tan especial.

Ya es casi la una de la mañana y yo sigo pensando en ti... no es que no quiera hacer otra cosa, es que NO SÉ HACERLO. Eres el ser más especial de mi vida y lo único que quiero es verte sonreír.

Te amo muchísimo, y te prometo que durante todos los días que me restan de vida voy a demostrártelo y recordártelo para que sepas que soy tuya PARA SIEMPRE.

Tiempo al tiempo...
Paso a paso...
Juntas, de la mano...
Te amo, Pato.