domingo, 5 de agosto de 2012

El día que te conocí...

"El día que te encontré me enamoré, tú sabes que yo nunca lo he negado..."

Por tu Maldito Amor, de Vicente Fernández.


Recuerdo el día que te conocí: tenía más o menos 8 años, y mi abuela me invitó a sentarme con ella frente a la televisión para ver una película. ¡Jamás te voy a olviar en esa primer escena! Enfundada en un (muy) entallado vestido negro y con tu ukulele en la mano, caminando seductoramente en la estación de trenes de Chicago.

En cuanto te vi, me cambió la vida... sí, sin temor a exagerar, esa fue una de las ocasiones que me cambió la vida, y me redefinió y convirtió en la persona que soy actualmente.

Tu cabellera rubia, que si bien no era natural, te convirtió en el máximo referente de que "las rubias se divierten más"; y esa expresión seductora, tierna, amable, adorable, dócil, fácil, sexy... ¡una estrella nata!

La película: Una Eva y Dos Adanes (Some like it Hot, 1959); y tu papel: Sugar Kane Kowalczyk, una cantante de segunda de una banda de mujeres en la época de la prohibición de Estados Unidos... y recordarte compartiendo cartel con Tony Curtis y Jack Lemmon es uno de los recuerdos más memorables e importantes de mi infancia.

Curiosamente, a pesar de esto que he mencionado, y de conocer mucho sobre tu filmografía, son pocos los filmes que he visto de tu "corta" carrera (en 15 años, te consagraste como uno de los rostros más icónicos y reconocidos de toda la historia del cine.)

Lorelei Lee (Los Caballeros las Prefieren Rubias, Gentleman Prefer Blondes) fue otro de tus reconocidos personajes... recuerdo perfectamente ese viaje a Paris que hiciste con Jane Russell, perseguidas por un detective privado. ¡La diversión a más no poder!

La gran sorpresa me la llevé viendo uno de los grandes dramas de la historia del séptimo arte: La Malvada (All About Eve, 1950.) Apareciste, de repente, en la pantalla... un personaje prácticamente incidental, con unos pocos diálogos, y 24 años de edad. No tenía idea que aparecías en esa cinta, la cual ganó el Óscar a la Mejor Película ese año.

No sólo te recuerdo en películas... ¡cómo olvidar aquella icónica imágen tuya cantando Happy Birthday Mr. President (la truculeta historia que vendría después  respecto a esto es otra cosa), o presentándote frente a las tropas estadounidenses que se encontraban en Corea en los años 50. También es imposible olvidar que fuiste la primera mujer que posó para la portada y las páginas centrales de la icónica revista Playboy.

Dos hombres ocuparon tu corazón de manera importante: el primero, uno de las más grandes figuras del béisbol estadounidense, Joe DiMaggio. El segundo, uno de los escritores más importantes de la literatura del también vecino país del norte, Arthur Miller. Hombres excepcionales... los necesarios para conquistar el corazón de una mujer igual de excepcional.

Tenías 36 años, y aunque la historia oficial nos cuenta que te suicidaste con una sobredosis de barbitúricos, a la fecha no se ha logrado esclarecer del todo tu muerte. Las pruebas indican que todo fue un plan orquestado por la familia más influyente de la época: los Kennedy (algo importante habrás conocido de ellos para que ordenaran tu muerte.)

Naciste como Norma Jeane Mortenson, te bautizaron como Norma Jeane Baker... ¡pero por todo el mundo serás recordada eternamente como Marilyn Monroe!

Nos dejaste una gran lección a todas las mujeres: "Diamonds are a girl's best friend..." (Los diamantes son los mejores amigos de una chica...) pero olvidaste una aspecto muy importante, querida Marilyn: los diamantes también son eternos... ¡TAN ETERNOS COMO TÚ!
 

jueves, 2 de agosto de 2012

Balada de un corazón roto

"I go six feet down when you come around, but I don’t rest in peace..."

Six Feet Down, de So Long Davey! del disco The Fashion.



¿Qué se siente cuando te rompen el corazón? Muchos de nosotros lo sabemos. Pero la sensación de experimentarlo es diferente en cada quién.

Depende mucho del momento de tu vida, depende también de la situación en la que te encuentres, y de la forma en la que quieras a esa persona. Sí, me han roto el corazón más de una vez, pero esta es la primera vez que me lo rompen de una manera en la que me dan ganas de externar todo mi dolor escribiendo.

Esa sensación de no poder respirar, de sentir que quieres desaparecer del mundo y de la peor impotencia en tu ser es muchas veces indescriptible. Sí, lo estoy poniendo en letras en este momento, pero no es lo mismo escribirlo a que lo sientan... en otras palabras, sientes ganas de no ser tú.

"Corazón roto no es corazón" reza la sabiduría popular, lo cual me parece una completa mamada. Sí, todos hemos sufrido de amor, y creo que hasta cierto punto es necesario que esto pase para poder comparar cuando nos llega el verdadero, pero también es definitivo que no tienes que sufrir todo el tiempo.

He hecho muchas locuras por amor, y creo que nadie ha hecho ninguna locura por mí... ¿me querra decir algo la vida? Tengo ganas de gritar hasta quedarme sin aliento y sin voz. Mil pensamientos y sentimientos pasan por mi cabeza, y no sé cómo encausarlos en este momento. La única manera que se me ocurre para sacarlos y que no me hagan daño es al escribir, porque si ahorita me ponen a alguien enfrente soy capaz de darle un madrazo.

Ya me hice a la idea de que hoy no voy a dormir, y si pudiera salir en este momento a correr y sacar toda esta mala energía que me recorre el cuerpo lo haría sin pensarlo.

Ya no puedo seguir escribiendo...